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Estrellas en el horizonte (no tan lejano)

jueves, 5 de febrero de 2009

Una imago... ¿existirá para mi?


Imago: "Aquella persona que provoca en nosotros inconscientemente una respuesta, debido a que posee cualidades que a nosotros nos faltan, y que tiene además una serie de características que nos recuerdan a alguien que amamos en el pasado (nuestro padre o nuestra madre, en la gran mayoría de los casos)".


"Todos tenemos una imago -le dice Elsa en tono doctoral- pero la mayoría de las veces no somos conscientes de que nos atrae un tipo muy determinado de persona, porque no sabemos abstraer la cualidad que hermana a todos nuestros amantes.

La imago representa un estado de carencia- prosigue, y está a punto de dejar la cosa ahí por no aburrirlo, pero la atención que lee en sus ojos le anima a seguir - y de esta manera, si nos sentimos débiles, buscaremos a aquel que inspire fortaleza, y si nos creemos tontos, nos enamoraremos del que nos sugiera inteligencia."

Él le replica que Él no tiene imago, que se enamora de personas muy diferentes, y ella le dice que todos tenemos una imago y que Él también tiene una, aunque no lo sepa, de la misma forma que todos soñamos pero sólo algunos somos capaces de recordar nuestros sueños. Quizá Él no ha llegado a identificar la cualidad que le hace sentirse atraído por una persona, y eso es peligroso, porque significa que Él todavía no sabe lo que anda buscando. Pero esto último ella no se lo dice, como tampoco le dice que Él es su imago, que Él representa exactamente el tipo que activa en ella una respuesta, que es la réplica exacta de un Él primigenio que ella una vez amó, y que condensa en su persona cualidades de todos sus amados: habla con la voz de uno, esa voz suave y arrastrada de palabras espaciadas que convierte cada sílaba en un luminoso recuento de segundos; exhibe el desaliño de otro, ese enredo de jerseys arrugados y pelo revuelto que lo hace parecer indiferente a las vanidades terrenales; y mira con los ojos de un tercero, con la misma expresión de desamparo de un cachorro de aguas y que despierta en ella idéntico afán de protección al que lo lleva a recoger a los perros y gatos abandonados en la calle.


Porque la carencia de ella reside en una falta de afecto que arrastra desde siempre, que lleva grabada a fuego, y que busca llenar desesperadamente, y por eso su imago es la imago de los aparentemente débiles, de los que podrían necesitarla, y los que imagina, por tanto, susceptibles de amarla.

Elsa no se atreve a explicarle que Él le recuerda demasiado al hombre al que amaron todas las Elsas, un Primer Él que le atrajo con el canto promisorio de su imago, y que se reveló, al rascar la imago, como una de sus peores pesadillas. Y Elsa no puede explicarle que el hecho de que Él le recuerde tanto a aquel Primer Él hace que Elsa se siente tan atraída y tan repelida a un tiempo por su persona, porque intuye en Él una cualidad que podría amar y que le podría hacer daño: intuye que Él anda perdido, aunque Elsa no sabe todavía ni cuándo ni cómo Él se perdió."

Nosotras que no somos como las demás // Lucía Etxebarria

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