Como el mueble y la tela,
tu desnudo ya no tenía imponencia bajo el aire,
bajo el alma,
bajo nuestras almas.
Nosotros ya no entendíamos de aquello.
Era el suelo de un ámbito celeste, imponderable.
Éramos transparencias altísimas, calientes.
tu desnudo ya no tenía imponencia bajo el aire,
bajo el alma,
bajo nuestras almas.
Nosotros ya no entendíamos de aquello.
Era el suelo de un ámbito celeste, imponderable.
Éramos transparencias altísimas, calientes.
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