Acércate despacio a mis dominios;
 que tus dedos tanteen el espacio
 ciegamente, la oscuridad que envuelve
 mi cuerpo; que construyan un camino
 y lleguen hasta mí a través del velo
 espeso y taciturno de las sombras.
 Sálvame con la luz que hay en tus dedos
 si me tocan, conjura la desidia,
 enciéndeme o abrásame en el tacto
 esplendoroso y claro de tus manos.
 Como las mariposas de la noche,
 hacia la llama iré que tú convocas,
 que prefiero quemarme a estar a oscuras.

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